Historia de la Investigación de la altura
Instituto de Investigaciones de la Altura
En 1590, se publicó por primera vez en español “La Historia Natural y Moral de las Indias “, escrita por el jesuita José de Acosta, quién había estado en el Perú desde 1572 hasta 1574. En el libro tercero describe su viaje atravesando la cordillera de Pariacaca a 4500 metros sobre el nivel del mar, donde él y sus acompañantes
presentaron diversos síntomas como “congoja mortal”, “arcadas y vómitos” con una duración de 3 a 4 horas, hasta que bajaron a un lugar de menor altura. La causa de éstas molestias lo atribuyó al elemento aire que está allí tan sutil y delicado, debiendo ser más grueso y más templado. Esta narración fue aceptada por otros autores como correspondencia al mal de altura o soroche.
Denis Jourdanet, cirujano francés, que se interesó en los problemas de la aclimatación en la altura, realizando sus investigaciones en México. En 1861 publicó en París dos libros que trataban sobre sus observaciones, lamentablemente sus conclusiones se empañaron por su creencia de la supuesta superioridad racial europea en relación a la americana.
En 1878 el joven fisiólogo francés Paul Bert, luego de sus estudios sobre la menor presión barométrica de la altura, describió sus experimentos en animales introducidos en cámaras hipobáricas señalando por primera vez que el factor crucial de las causas de muerte en la exposición a las grandes alturas era la presión parcial de oxígeno.
El 04 de octubre de 1889, Francois Gilbert Viault biólogo y fisiólogo de la Universidad de Burdeos (Francia) con el aval de la Facultad de Medicina de Lima y en compañía del bachiller Juan Mayorga, partió hacia el campamento minero de Morococha (Junín- 4,500 m.s.n.m) para realizar la primera expedición científica a los Andes. De esto, Viault pudo demostrar un aumento considerable del número de glóbulos rojos en los nativos de altura, postulando que la poliglobulia era un mecanismo adaptivo a la altura. Sus estudios de gases en sangre demostraron que la proporción de oxígeno en la sangre de los animales sometidos al ambiente de la altura era la misma que al nivel del mar; este hallazgo refutaba la presunción de Jourdanet de una probable “anoxyemia” del poblador de altura.
En 1921 una expedición de las Universidades de Oxford y Yale, dirigida por el fisiólogo inglés Joseph Barcroft, visitó Cerro de Pasco (4300 m.s.n.m); durante tres meses realizaron estudios sobre los efectos de la altura en los humanos. Barcroft publicó un libro en el que afirmaba que el hombre de altura era físicamente y mentalmente inferior al hombre del nivel del mar.
Cuando se conocieron en Lima las conclusiones de Barcroft, causaron sorpresa; particularmente en el doctor Carlos Monge Medrano, quien decidió organizar una expedición a la Oroya para refutar a Barcroft. Ya en 1924 comunicó a sus alumnos sobre sus observaciones de un tipo de desadaptación del hombre en las alturas: “La eritremia de la altura” cuyos síntomas desaparecen cuando el enfermo desciende a nivel del mar pero, al regresar a las grandes alturas presentan nuevamente los síntomas de gravedad. En 1925 presentó sus estudios en la Academia Nacional de Medicina denominándola “La enfermedad de los Andes”.
En abril de 1927, Carlos Monge Medrano, Alberto Hurtado, Enrique Encinas, César Heraud y 8 estudiantes de medicina, con el auspicio de la Universidad Mayor de San Marcos iniciaron la primera expedición científica peruana hacia el área andina (La Oroya, Ticlio y Morococha); sus objetivos fueron determinar los efectos de la altura sobre el organismo humano. Los resultados que se publicaron en los “Anales de la Facultad de Medicina” demostraron la gran capacidad física y la normalidad mental de los nativos, adaptados por milenios al ambiente de la altura; por otra parte, ampliaron las observaciones iniciales de Monge respecto a la Enfermedad de los Andes o Mal de Montaña Crónico. Se presentó éste informe a la Universidad de San Marcos, a la Academia Nacional de Medicina, y también en la VII Conferencia Sanitaria Panamericana que se realizó en ese año en Lima (1928).
En 1929, la Facultad de Medicina de París organizó un evento científico, para tratar sobre la “Enfermedad de los Andes” (llamada después “Enfermedad de Monge” a propuesta del profesor G.H. Roger), Carlos Monge fue presentado por el famoso profesor Henry Louis Vásquez, autor de varios trabajos sobre policitemia vera.
Los estudios de Monge publicados en francés, fueron reseñados en 15 revistas médicas europeas, iniciando una era de bonanza científica para la llamada “Escuela Médica Peruana”.
En 1927, Alberto Hurtado Abadía al culminar sus estudios de postgrado en la universidad de Harvard, se incorporó a la Facultad de Medicina de San Fernando, participando activamente en la primera expedición científica peruana a la altura. En 1937 ingresa a la Academia Nacional de Medicina, con el trabajo “Aspectos fisiológicos y patológicos de la vida en la altura” destacando los procesos de adaptación pulmonar e intercambio gaseoso en el ser humano de altura. Este mismo año describe por primera vez en el mundo “el Edema Agudo Pulmonar de la Altura”.
En 1944 Hurtado y Humberto Aste descubrieron la desviación hacia la derecha de la curva de disociación de la hemoglobina en los habitantes de las grandes alturas. Este hallazgo fue bien interpretado por sus autores, que indicaron que facilitaba la liberación de oxígeno en los tejidos.
Dr. Alberto Hurtado Abadía Alrededor de Monge y Hurtado se juntaron muchos galenos de diferentes especialidades, participando en las 8 expediciones a diferentes zonas andinas del Perú, entre 1927 a 1932. En 1931, siendo rector de la Universidad Mayor de San Marcos el Dr. José Antonio Encinas, se creó el Instituto de Biología y Patología Andina. El Dr. Carlos Monge Medrano fue su primer director.
En 1940 la institución fue oficializada como Instituto Nacional de Biología Andina, en 1944 se integró definitivamente a la Universidad de San Marcos. Allí trabajaron Alberto Hurtado, Humberto Aste, Andrés Rotta, César Merino, César Reynafarje, Baltazar Reynafarje, César Faura, Fausto Garmendia, Tulio Velásquez, Emilio Picón.
En 1961, cuando se fundó la Universidad de Ciencias Médicas y Biológicas (hoy Universidad Peruana Cayetano Heredia), nació también el Instituto de Investigaciones de la Altura (IIA). Fundada por Alberto Hurtado con 8 laboratorios de investigación, ha sido dirigida por Humberto Aste, Federico Moncloa, Roger Guerra García, Eduardo Pretell, Luis Ruiz y Francisco Sime.
Dr. Alberto Hurtado Abadía
Otros investigadores que han destacado internacionalmente por sus aportes al conocimiento del hombre y la biología de altura son: Javier Arias Stella, Sixto Recavarren, Carlos Monge Cassinelli, Dante Peñaloza, Pablo Mori, Jorge Berríos, Luis Llerena, Mario Saldaña, Hever Krúger, Luis Sobrerilla, José Whittembury (12), (13).
Ha sido vasta y meritoria la labor científica de la Escuela Médica Peruana de Altura, sus contribuciones no sólo están referidas al ser humano, sino también a la vida en la altura de los animales y las plantas.
El reconocimiento a toda ésta labor, se cristalizó en el “Premio Bernardo A. Houssay”, otorgado en 1972 al profesor Alberto Hurtado por la Organización de Estados Americanos (OEA). Este magno galardón enaltece a todos sus colaboradores y discípulos.
- Historia del Instituto de Investigaciones de Altura
El IIA fue creado con la Universidad Peruana de Ciencias Médicas y Biológicas, hoy Universidad Peruana Cayetano Heredia, el 22 de setiembre de 1961, y fue la primera unidad que entró en actividad, gracias a los recursos obtenidos por el profesor Alberto Hurtado de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica.
Al momento de su creación, nació con 8 laboratorios: Respiración, Cardiología, Patología, Hematología, Bioquímica y Nutrición, Endocrinología, Nefrología y Oncología. Algunas se desactivaron y se crearon nuevas, al 2022 cuenta con 4 laboratorios (Respiración, Reproducción, Transporte de Oxígeno y Endocrinología)
El IIA desde su creación hasta el presente ha mantenido su denominación. Su primer Director fue el doctor Alberto Hurtado, fundador de la Universidad, figura de proyección internacional por sus pioneras investigaciones biomédicas en la altura, que le valieron el Premio Houssay de la OEA, en 1968.
El IIA nació de la pionera institución, Instituto de Biología Andina (IBA) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, creado y liderado por el Dr. Carlos Monge Medrano primero y por el Dr. Alberto Hurtado, después.
Entre 1950 a 1954 el grupo del Instituto de Biología Andina pone las bases para lo que ha llamado la escuela Peruana de Medicina de altura. Entre los años 1955 y 1961 en el IBA el grupo de investigación de la altura continúa creciendo con el regreso de su entrenamiento de posgrado de jóvenes investigadores que recibieron
becas de la Fundación Rockefeller y de los institutos nacionales de Salud (NIH). El tema de los efectos dela hipoxia crónica sobre los diversos órganos y sistemas del cuerpo humano en particular y sobre los mamíferos y otros seres de la escala animal, constituye la principal motivación de investigación.
Al crearse la Universidad Peruana de ciencias Médicas y Biológicas (hoy UPCH), el grupo de investigadores del IBA está en plena actividad y en su mayoría pasa a formar parte de esta naciente Universidad, reunidos en el Instituto de Investigaciones de la altura. De esta manera nació con la hoy Universidad Peruana Cayetano Heredia el actual Instituto de Investigaciones de la Altura.
Al inaugurarse el Hospital del Rímac (hoy Hospital Nacional Cayetano Heredia), el Instituto de Investigaciones de la Altura mudó a este hospital la mayoría de sus laboratorios en el actual edificio construido especialmente para investigación. En el Hospital Loayza se quedaron sólo los laboratorios de cardiología y patología.
El Instituto de Investigaciones de la Altura tiene también un laboratorio en la ciudad de San Juan Pampa, en Cerro de Pasco, a 4,340 metros sobre el nivel del mar, donde nuestros investigadores y muchos venidos de diferentes lugares del mundo han realizado la mayor parte de sus estudios.
El Instituto, el próximo 22 de setiembre del 2024 estará cumpliendo 63 años de creación, más de seis décadas realizando investigaciones que han permitido conocer la fisiología y patología del hombre andino.